martes, 22 de noviembre de 2022

Certificado

Todavía no consigo mi certificado en el amor.

He leído todos los manuales pero no logro dominar el tema.

Los sueños, las caricias, las palabras, el sexo.

Las sorpresas, los detalles, las miradas, los besos.

Las mañanas envueltas en risas,

la ducha larga y sin prisas,

su silueta bajo mi camisa

y en el examen: reprobado.

Como si esta no fuera mi materia favorita

y aquello de ser poeta debiera dejarlo para otra vida.

Porque, ¿qué es un poeta que no entiende del amor?

Una vasija rota filtrando el agua que nunca le llena.

Un aperitivo antes de la cena

que nunca satisface por completo

y quien lo prueba se acuesta con hambre.

Un oso sin su pelambre que lo cobije durante el invierno,

un ángel en el infierno, un muñeco en un estante de libros...

extraviado...perdido...

Vuelvo y siento y vuelvo y escribo

y me cuestiono por qué, si ya cumplí con mis 10.000 horas.

Cuál es la práctica que me falta ahora, el curso en línea, el gurú de turno.

Las cartas, el psicólogo, la suerte, el brujo,

el alcohol, la aplicación, el perreo, el culto.

Busco respuestas entre la gente y solo encuentro incertidumbre.

Crisis de ansiedad, de temor, de identidad, de nervios.

Muertes prematuras por tedio, depresión sin cura ni remedio.

Vuelvo y me refugio adentro

y me siento insignificante, diminuto.

Escribo un poema porque es lo único que sé hacer,

así esté mal, así no rime,

el amor se volvió un cupón que nadie redime

porque el beneficio no vale la pena en sus cabezas

que todavía no entienden que el amor no se piensa.

El amor no se vende, se enseña.

No se resta, se multiplica.

El amor no se certifica.

El amor es solo eso...

Amor

Cuero

Cuando estaba en la universidad, solía escribir cuentos. Me inspiraba en experiencias propias y ajenas, en canciones, películas, novelas y p...